Somos familia con la Naturaleza
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- Escrito por Santiago Durante
Entre los problemas que aborda la encíclica está el relacional, entre los habitantes y con “la hermana madre tierra”
Entre los problemas que aborda la encíclica está el relacional, entre los habitantes y con “la hermana madre tierra”
“Hace muchos años en un pueblo lejano, un hombre que tenía una tienda de zapatos les propuso a sus dos hijos que fueran a otro pueblo, más allá del horizonte, para saber si allí sería posible colocar otra tienda.
Me gradué en pedagogía en 1980,y acepté un puesto de educadora profesional para la formación y la enseñanza laboral de jóvenes con discapacidades, para los más insuficientes mentales. Mi trabajo toma un territorio de la Emilia Romana de cerca de 90.000 habitantes.
Historia Natural de los problemas de Salud
En una conferencia telefónica, la fundadora del Movimiento de los Focolares, en la Navidad de 1986, insta a no olvidar a quien está solo, enfermo, atraviesa pruebas espirituales, y a ofrecer con ellos el sufrimiento como un regalo precioso para el Niño que nace en Belén.
La Vida - En la introducción al tema “El Amor Sana”, Chiara Lubich subraya que “…Cada aspecto de nuestro vivir, conforme al Carisma que nos ha sido dado, es una expresión de la caridad…”También nuestra vida de trabajo y de compromiso en la sanidad, quiere esencialmente expresar en modo concreto el amor al hermano, para contribuir a la realización del mundo unido, fin específico del Movimiento de los Focolares, y del Movimiento Humanidad Nueva.
Con el paso del tiempo, el contenido de la vida, las experiencias y las ideas que se han desarrollado dentro de los distintos campos del mundo de la salud de Humanidad Nueva se han multiplicado y consolidado. Esto hace que sea difícil describir en pocas palabras la riqueza de estos campos y las expresiones diversificadas que han surgido en respuesta a las necesidades específicas de diferentes situaciones locales.
«Mi hermana María Asunta, por una leucemia fulminante, ya no estaba más. Una sensación de impotencia me envistió. ¿Qué sentido tiene la vida – me preguntaba- si la muerte se lleva consigo sueños, deseos, conquistas…? Todo perdió su sentido. Ya no quería vivir.
Cuando a mi esposo, John, le fue diagnosticado el Alzheimer mi vida cambió. En un primer momento estaba concentrada en mi dolor y en el peso que tenía que afrontar. Sólo después, encontrándome con personas que me permitieron experimentar el amor de Dios, entendí que ocuparme de John era lo más importante de mi vida.
Los procesos productivos y la transición tecnológica en salud, ha creado nuevas subjetividades, ahora somos clientes de los sistemas de salud.
Conformación del complejo médico-industrial-financiero, penetración del capital financiero como administrador, no sólo de seguros médicos, sino también de servicios de salud (hospitales, centros de diálisis, servicios de atención domiciliaria, centros de diagnóstico y tratamiento, servicios de emergencias.
Se considera la dignidad altísima del hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, “llamado por Dios a ser El”.
Si esto es el hombre como persona, ¿cómo podemos pensar al hombre como organismo, a los procesos fisiológicos que regulan el organismo, cómo podemos leer esta impronta de Dios en la ley que armoniza varios componentes, las múltiples dimensiones que constituyen el ser hombre?
Para intentar responder a estas preguntas, hago primero un breve comentario a aquellas que son las tendencias actuales de la filosofía de la medicina. Podemos leerles esencialmente dos aspectos en aparente contraposición: por una lado existe, y se experimenta sobretodo en la práctica médica, una fragmentación casi desesperada, del otro lado está la exigencia de considerar lo único de la persona, de encontrar lo unitario.
Todos sabemos como hoy, en la época de la ingeniería genética y de la biología celular, la persona humana, desgradaciadamente, frecuentemente está en cierto sentido, como cosificada, la mayor de las veces reducida a objeto, que puede ser manipulado. El biólogo Dulbecco, premio Nóbel de la medicina, en una conferencia caracteriza bien la reducción del hombre: “Como biólogo – dice él- estoy habituado a mirar al hombre como un complicadísimo enjambre de entidades pequeñísimas. Yo estoy habituado a mirar una célula, o un gen, o una molécula”.
Tengo 25 años y estudio ingeniería electrónica. A la edad de 8 años, debido a una enfermedad que en un inicio se creyó que era un tumor cerebral, quedé con una lesión en el nervio óptico que me redujo notablemente la función visual. Esta experiencia muchas veces me llevó a preguntarme qué es el dolor, pero sobre todo por qué el dolor.